Gritos y susurros



La saga Millenium, del escritor sueco Stieg Larsson ofrece una nueva mirada sobre el policial negro, y una pintura social del Estado de Bienestar nórdico

Por Sergio Varela

Proxenetas, abusadores, tráfico de prostitutas desde los países del Este europeo, grandes estafadores enquistados en el centro mismo del sistema, relaciones de tres con un amante aceptado por el marido de la hipotenusa, violencia y sadomasoquismo, asesinos seriales, fetichistas torturadores, una heroína discapacitada con un vagaroso diagnóstico de Síndrome de Asperger, que le otorga una memoria fotográfica y un brillante intelecto y lógica para las investigaciones, las contradicciones y excepciones del sistema de Bienestar nórdico, todo condimentado con intriga y adrenalina periodística para desenmascarar a los malos, acorazados en una “pátina de respetabilidad” que les permite ser temibles gangsters con trajes Armani.

Un resumen demasiado resumido de la adecuadamente llamada “saga Millenium”, del autor sueco Stieg Larsson, quien murió literariamente, entiéndase como que tuvo una muerte de ribetes literarios, su obra está más viva que nunca, en 2004. Después de entregar el manuscrito del tercer título de la colección a sus editores, falleció de un ataque al corazón cuando bajaba las escaleras del edificio de la editorial.
Stieg Larsson logra combinar una prosa de absoluto entretenimiento, hipnótica, fascinante, que lleva a devorar sus libros como un best-seller veraniego con una exquisita escritura, pulida en su larga experiencia como periodista, y también como hombre comprometido con causas justas como la lucha contra el racismo y la discriminación.

En “Los hombres que no amaban a las mujeres” (DISPONIBLE EN LA BIBLIOTECA), primer título de esa saga, presenta a sus personajes y situaciones. Un brillante y díscolo periodista, llamado Mikael Blomvkist, redactor jefe de la independiente revista “Millenium”, es condenado a cumplir una condena de tres meses de cárcel por haber incurrido, según los jueces en infamias contra un gran grupo empresario concentrado al que denuncia en una serie de artículos. Larsson es una especie de Stephen King sueco, que reemplaza la cultura “pop” del estadounidense, con sus fast foods, sus pueblos de ruta, sus automóviles y camionetas del midwest de USA, por una cultura “cool” nórdica, con sus muebles de diseño, sus caffe latte, sus computadoras Macintosh, sus relaciones abiertas (él es amante de Erika Berger, directora de la revista, a su vez casada con un artista plástico que consiente ese menáge-á-trois), y la tutela del Estado para un buen pasar económico de casi todos los personajes. Suecia es un país extraordinario, en el literal sentido de la palabra: extra-ordinario, fuera de lo común. Descendientes de los salvajes vikingos, desarrollaron una de las sociedades más avanzadas del siglo XXI (es acertado que la saga se llame “Millenium”, ya que expresa el policial negro para “millenials”). A la vez, tuvieron “relaciones carnales” con los nazis durante la II Guerra Mundial, que Larsson investigó en libros anteriores y lo llevó a unirse a la organización “Stop the racism”.

La frutilla del postre es la heroína de la historia, una joven de 24 años que aparenta 15, de aspecto anoréxico, poblada de tatuajes y piercings, que es declarada discapacitada, nunca se especifica del todo muy bien por qué, salvo por su carácter indómito frente a los terapeutas, aunque cabe sospechar un probable Síndrome de Asperger. Se moviliza en una Kawasaki 125, es una hacker con talento, y como investigadora desarrolla una capacidad fuera de lo común para relacionar hechos y circunstancias. Gracias a ellas, Blomvkist descubre que “se quedó corto” en su denuncia, y el grupo empresario está envuelto en tráfico de personas, drogas y malversaciones con las que inició su fortuna. El largo y sinuoso camino para exponer como “vulgares mafiosos” a empresarios poderosos es el recorrido de esta novela, que incluye historias de abusos por parte del tutor que el Estado le designa a la muchacha discapacitada, y su potente “vendetta”.

La saga fue llevada al cine como “La chica del dragón tatuado”, pero argentinos que viven en Suecia aseguran que la versión estadounidense con Daniel Craig como protagonista “es de Disney” en comparación con el original sueco. Suecia es un país extraordinario, donde durante seis meses es verano y la luz del sol brilla las 24 horas, y los otros seis meses es invierno y es de noche todo el día, valga la paradoja.
Su literatura, al menos la expresada en “Los hombres que no amaban a las mujeres” y “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” (DISPONIBLE EN LA BIBLIOTECA) también es excepcional.  


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