Crimen y castigo






La obra de la genial Patricia Highsmith, “lady suspense”, bucea en el carácter psicológico de sus personajes, alrededor de tramas de suspenso, algunas de las cuales fueron llevadas al cine por Alfred Hitchcock

Por Sergio Varela

Patricia Highsmith fue una de las más extraordinarias escritoras estadounidenses, con el agregado de que sus obras se leen de un tirón, como un best-seller policial.
Su saga más trascendente (DISPONIBLE EN LA BIBLIOTECA) es la de su personaje Tom Ripley. Escrita en la década del ´50, esa serie cobra actualidad en una sociedad donde el psicópata es un personaje cotidiano y “normal”.

“El talentoso Mr. Ripley” muestra la forma en que su protagonista procura acceder a un status de clase acomodada, esquiar en Cortina D´Ampezzo, manejar autos lujosos, agasajarse con banquetes en hoteles de lujo. Para lograrlo recurrirá a la estafa de guante blanco, no exenta del asesinato en caso de peligro de ser descubierto.

Posteriormente, en “La máscara de Ripley”, la fórmula se repite, pero amplificada. Ripley ambiciona el lujo del ocio, escuchar a Vivaldi, leer a Cortázar, vivir en una mansión en la campiña francesa, manejar un Alfa Romeo, pero a base de una red de fraudes comerciales que incluyen tráfico de obras de arte falsificadas. La trama avanza a partir de los cabos sueltos que el protagonista debe cubrir para no ser descubierto (nuevamente, el asesinato es un recurso en caso de ser necesario). 

La brillantez de Highsmith consiste en transformar al villano en héroe, creando empatía del lector con sus peripecias (dan ganas de “hacerle acordar” de detalles que se le escapan). Como explicó Hitchcock, el maestro del suspense: “Si uno ve a un ladrón furtivo en la noche revisando cajones, y por corte que llegan los dueños de casa, la reacción del espectador es “cuidado, te van a atrapar”, no pensar en que es un deleznable ladrón de cajones”.

Ripley no siente culpa alguna por sus crímenes, es un psicópata consumado, seductor como buen psicópata, hábil para el engaño y el crimen. También tiene un carácter ambiguo en su sexualidad, reflejo de la elección diversa de Highsmith, que plasmó en su novela “Carol”.

Highsmith es de una lectura encantadora en todo sentido, las buenas ropas, comidas, autos, paisajes, van hipnotizando al lector hasta que, solo al final de la lectura, transcurridos unos buenos minutos con el libro cerrado puede reaccionar y repudiar al execrable personaje.

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