El lado salvaje


La novela “El señor de las moscas” de William Golding (DISPONIBLE EN LA BIBLIOTECA) plantea, con una trama simple, profundas reflexiones sobre el fin de la inocencia y la organización social

Por Andrés Castañon




 Mucho antes de “Lost”, en la posguerra de los `50, William Golding sorprendió con su obra más reconocida: “El señor de las moscas” (“Lord of the flies”). Un avión cae en una isla desierta y un grupo de 30 niños sobrevivientes se enfrenta a una bestia desconocida que habita el lugar.

Este clásico de la literatura de ese período posterior a la II Guerra Mundial alude desde su título a la maldad humana, representada por Belcebú, deidad filistea y posteriormente incluido en la iconografía cristiana, que es conocido por este nombre de Señor de las Moscas.

A lo largo de toda su novela, Golding explora dos temas en particular: la civilización contra la barbarie y la pérdida de la inocencia infantil. Al tratarse de una alegoría sobre la naturaleza humana, cada personaje representa diferentes facetas de las personas. Ralph, el orden y la civilización. Piggy, la razón y la cordura de la sociedad. Jack, el deseo de poder y la maldad. Roger, la crueldad y el sadismo en su mayor escala. Simon, la bondad esencial del hombre. Los conflictos de poder en una isla sin adultos permite identificar en el texto una reflexión sobre las tendencias democráticas y autoritarias, al plantear el conflicto entre dos líderes: uno democrático, que plantea el bien común, y otro autoritario, cuyo poder se basa en la organización marcial, la superioridad física, la superstición y el miedo.
Una tensión de fuerzas que sigue vigente más de medio siglo después de publicada la novela. 



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