"Amor"/Billy Collins

El joven al fondo del tren
no dejaba de mirar hacia atrás
como con miedo o como si estuviera esperando a alguien
y entonces ella apareció desde el vagón de adelante
y el se levantó a abrirle
la puerta de cristal, dejándola pasar
y ella entró en el tren cargando
una funda negra grande
que tenía, sin duda, la forma de un violonchelo.
Parecía un ángel con su frente ancha,
sus ojos sombríos y con el pelo
recogido por un listón negro, atrás del cuello.
Y era por todo esto
que él se sentía —dentro de su felicidad—
un poco raro de verla
mientras ella estaba simplemente ahí,
existiendo cabalmente como un ser
de rostro suave tocando el violonchelo.
Y la razón por la que estoy escribiendo esto
en la parte de atrás de un sobre manila
ahora que ellos se han ido ya del tren juntos
es para decirte que cuando ella volteó
para subir el largo y delicado chelo
al maletero de arriba,
Lo vi mirar lo que ella hacía
del mismo modo que en los cuadros
se pintan los ojos de los santos

cuando estos contemplan a Dios
haciendo algo extraordinario,
aquello que lo identifica como Dios

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