¿Y si “Matrix” fuera un cuento de Borges?
Por Sergio Varela
Jorge Luis Borges, acaso uno de los más emblemáticos
escritores argentinos, era una persona con discapacidad. Era, como es de
público conocimiento, ciego. Eso no le impidió convertirse en uno de los más
eruditos intelectuales a partir de sus vastas lecturas, y uno de los poetas y
narradores más completos del siglo XX. Una demostración fehaciente de que las
discapacidades, físicas o psicológicas, no opacan las capacidades (el
presidente Franklin Delano Roosevelt gobernó en silla de ruedas por su
poliomelitis y puso de pie a Estados Unidos luego de la Gran Depresión de los
años `30, provocada por el estallido del previo financismo sin control por
parte del Estado).
Borges, en una faceta poco explorada de su obra, fue
también crítico de cine. Amaba el séptimo arte, y asistía a la proyección de
películas acompañado por alguno de sus amigos escritores que le narraban al
oído las acciones (su vasto dominio del idioma inglés le permitía seguir los
diálogos sin necesidad de traducción). Contrariamente a lo que podría
suponerse, a Borges no lo subyugaba el pretencioso cine-arte, sino que amaba
las películas de género, populares y masivas: los policiales de acción y
especialmente los westerns (con sus ecos de tragedias griegas ambientadas en el
páramo estadounidense de la segunda mitad del siglo XIX).
En 1969, cuando además de persona con discapacidad
ya era adulto mayor, Borges escribió una película. En dupla con su amigo Adolfo
Bioy Casares emprendieron el guión de “Invasión”, que sería dirigida por Hugo
Santiago Muchnik. El film combina la ciencia ficción con el folklore orillero
borgeano y cierta estructura de tragedia griega. La acción transcurre en una
ciudad utópica, llamada Aquilea, en 1957, como una fecha abstracta. Allí habitan
los hombres-de-negro, sensibles, humanos, románticos, quienes se ven amenazados
por una inminente invasión de los hombres-de-blanco, rígidos, casi robóticos.
La película tiene, 30 años antes, grandes similitudes argumentales y estéticas
con la saga “Matrix”, en la que los hermanos Wachovski interpelan aquello que
conocemos como “realidad” a partir de una trama de ciencia ficción. Cabe
destacar que los hermanos Andy y Larry, son personas trans, por lo que
actualmente se las conoce como las hermanas Lili y Lana Wachowski. Desde ese
dato, uno de los mejores argumentos frente a expresiones homofóbicas es
preguntar: “Te gustó “Matrix”?
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